sábado, 25 de abril de 2009

"La psiquiatría como higiene pública"

"¿De qué les sirve tener un nombre ?preguntó el moscardón
-A ellos no les sirve de nada, respondió Alicia, pero supongo que le es útil a quienes dan los nombres. "
(Lewis Caroll, "Del otro lado del espejo",1871)

Y quienes dan los nombres, clasifican, ordenan, construyen una idea en torno a lo que debés, a lo que debemos ser y establecen una relación entre la verdad y el poder que atraviesan nuestros cuerpos y nuestros deseos. Este poder que destila verdades nos dice quiénes somos, a quién amar, cómo amar, qué es normal, qué es anormal, quién está sano y quién está enfermo. Tenemos representaciones, significaciones compartidas, esto es lo que mantiene unida la sociedad. Este conjunto de significaciones compartidas que constituyen el imaginario social instituido definen y estipulan lo que para dicha sociedad será lo valorado y lo rechazado, lo normal y lo patológico, lo que es "real" y aquello que no lo es, lo que tiene sentido y lo que no lo tiene, lo cuestionable y lo imposible de ser siquiera pensado.
Michel Foucault al investigar la evolución de la noción de "individuo peligroso" en la psiquiatría legal, pone de relieve el pasaje de una adecuación del castigo a las "conductas", en los códigos penales anteriores al siglo XVIII, a una necesidad de adaptarlo a la "naturaleza" del criminal. Cambio que requirió de la intervención de la "medicina mental" en la institución penal. La Medicina, y en particular la Psiquiatría como higiene pública, debía bregar por una profilaxis del cuerpo social, individualizando a los sujetos "peligrosos" para por un lado, protegerlo de ellos, y por otro lado, aplicar una terapéutica que "reformara" a estos sujetos, una ortopedia, un tutor para enderezar el árbol que crece torcido.
Consecuentemente, se pasó de la penalización de las que eran llamadas prácticas de sodomía a la invención del sujeto homosexual, con el consiguiente interés por indagar su naturaleza, la etiología, si puede diseminar o infectar al cuerpo social con su anomalía, si es hereditaria o adquirida.
Estos imaginarios sociales que circulaban respecto de la homosexualidad, se hicieron "texto" en los discursos y teorías, y "carne" en las prácticas.
El imaginario médico, la mirada psiquiátrica , las ciencias en su afán de darle certezas a la sociedad, marcan la vida y muerte, nos nombran: uranistas, sodomita, invertido, vicioso, anormales, monstruos..
Foucault en su libro "Los anormales" citaba los exámenes médicos psicológicos de homosexuales presos por robos:

“sin ser intelectualmente brillante, no es estúpido, encadena bien las ideas y tiene buena memoria, Moralmente es homosexual desde los 12 o 13 años y en sus inicios ese vicio no habría sido mas que una compensación de las burlas que soportaba cuando niño…Quizás su aspecto afeminado agravo esta tendencia a la homosexualidad… hace tres mil años , seguramente habría residido en Sodoma y los fuegos del cielo lo habrían castigado con toda justicia por su vicio. “
Y por el río de la plata las denominaciones, las formas de nombrarlos, aquella generación que pensó un país, desde teorías higienistas y que detestó por igual, a putos, tortas, negros, pobres e indios, también nombraban, definían, caracterizaban."


"Si un joven, hijo de madre dominante; si otro de padre brutal y tiránico y madre sufrida y sumisa; un tercero de progenitores equilibrados; un cuarto que quiere mucho a la hermana, ingresan simultáneamente en un internado profesional donde existe un clima de perversión homosexual, todos concluirán por ser uranistas. Si el psicoanalista interpreta cada uno de los cuatro casos encontrará la explicación en la causa anotada y no en el ambiente corrompido, y las cuatro interpretaciones pansexuales serán entre sí diferentes y contradictorias por ser frutos de la imaginación creadora de los adictos a la doctrina"

El 17 de mayo de 1990, la Organización Mundial de la Salud (OMS) excluyó la homosexualidad de la Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades y otros Problemas de Salud.
El Gobierno del Reino Unido hizo lo propio en 1994, seguido por el Ministerio de Salud de la Federación Rusa en 1999 y la Sociedad China de Psiquiatría en 2001.
En Estados Unidos, en 1973 los dirigentes de la Asociación Americana de Psiquiatría (APA) habían votado previamente de manera unánime retirar la homosexualidad como trastorno de la sección “Desviaciones sexuales” del “Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales”.
Esta decisión fue oficialmente confirmada, en 1974, por una mayoría simple de los miembros generales de la APA votaron quitar ese diagnóstico por la categoría más suave de "perturbaciones en la orientación sexual", que fue posteriormente cambiada por "Homosexualidad ego-distónica", que a su vez fue borrada en 1986. Actualmente la APA clasifica ahora el persistente e intenso malestar sobre la orientación sexual propia bajo "Trastornos sexuales no especificados".

A pesar de esto, todavía el trabajo por el reconocimiento de derechos y la igualdad social para lesbianas, gays, travestis, transgeneros, bisexuales, intersexs no ha finalizado. Así queda demostrado cuando sectores ultra conservadores continúan afirmando que la homosexualidad "se puede curar".
Hoy alrededor de 85 países en el mundo criminalizan la homosexualidad y condenan los actos sexuales entre personas del mismo sexo con penas de prisión. En Afganistán, Irán, Mauritania, Nigeria, Arabia Saudí, Emiratos Árabes y Yemen, la homosexualidad se castiga con la pena de muerte.
Incluso en otros países donde la homosexualidad no está tipificada en el código penal, las persecuciones se multiplican. En Brasil, por ejemplo, 960 asesinatos homofóbicos fueron censados oficialmente entre 1980 y 2000. Pero la homofobia no solo se evidencia en penas de prisión y muertes, tiene múltiples manifestaciones. Se coarta la libertad de muchas lesbianas, gays y bisexuales, provoca problemas de aceptación personal y les impide vivir su orientación sexual con naturalidad.
La homosexualidad, el lesbianismo, el travestismo, la bisexualidad no son enfermedades.
La homofobia, la lesbofobia, la bifobia, la travestofobia sí.

Testimonios

"Hay un rectángulo negro en mi cara, cubriendo mis ojos en este momento, casi de oreja a oreja, limitando en mi frente, dejando tan solo adivinar la punta de mi nariz emergiendo de la sombra. Hay un rectángulo negro en mi cara. Ustedes no pueden verlo, pero ahí está. En algún lugar, en el limbo alcanforado donde cuidadosamente se guardan los libros de medicina ya no escritos, y aquellos aún por venir, hay uno de tapas imprecisas donde seguramente constan:
• Mi estatura.
• El número de mis días.
• Mi peso desnudo, y también vestido.
• Las reacciones de mis pupilas expuestas a la luz, la oscuridad, la exhibición de perros dormidos, monjas de negro y peces copulando.
• La cartografía exacta de mis genitales, por dentro y por fuera, mapa de una terra incognita, situada más allá de la fronteras que divide el más acá de los humanos y la otredad aberrante de los monstruos.
• Una foto de mi cuerpo, con los ojos tapados por un rectángulo negro. A mí espalda, una escuadra gigantesca marca los puntos de fuga de lo humano a lo monstruoso.
Pertenezco a la estirpe sagrada de los hermafroditas. Figuramos en cualquier diccionario de mitologías, de las más antiguas a las más recientes. Encarnamos sueños de completud, y definiciones políticamente correctas del estar-en-el-mundo; horizontes de corporalidad postmoderna; injurias arrojadas a la cara de otros y otras (de hermafroditas han sido tachados, sin ir más lejos, homosexuales y feministas). Conjugados en el mito y la leyenda, el discurso y la práctica médica nos han transformado en otra cosa, nos han conferido otro status ontológico; a lo largo del siglo XX el espesor mitológico del hermafroditismo se ha vuelto mundano, ha cambiado de nombre, ha ingresado a los discursos y prácticas del saber, se ha vuelto intersex. Pero aún arrojados por la ciencia del Olimpo a la Patología, la naturaleza monstruosa de nuestra naturaleza se conserva intacta.

¿De qué estamos hechos los monstruos?¿Qué material sobrenatural nos constituye, qué lógica no euclidiana nos informa, qué reglas organizan el orden de nuestras apariciones y desvanecimientos? Contra cualquier expectativa de una súbita revelación aguardando entrelíneas, debo advertirles que las personas intersex, versión contemporánea y científica de aquella estirpe monstruosa de tan buena cuna estamos hechas, básicamente… de carne. Carne latiente, regada por sangre roja, carne mortal, en suma: carne tangible. Contra toda leyenda, no se nace intersex. Se llega a serlo. Monstruos de los últimos mundos, los modos y estilos de ese hacernos, en realidad no nos pertenecen.
La llegada de un bebé intersex constituye, en todo el mundo occidental, una emergencia médica. Su nacimiento disparará el funcionamiento de una maquinaria biotectnológica destinada a identificar, catalogar e intervenir: un bebé intersex es aquel cuyos genitales no conforman expectativas socioculturales acerca de lo que deben ser los genitales de un varón para ser correctos, o lo que deben ser los correctos genitales de una mujer. Y esa no conformidad de expectativas de género es abordada e intervenida, consistentemente, bajo los términos de la enfermedad, a través de una continua patologización de la diferencia morfológica."

Mauro Cabral (Ponencia presentada en las II Jornadas de Reflexión “Monstruos y Monstruosidades”, organizadas por el Instituto Interdisciplinario de Estudios de Género (Filo-UBA) en 2002, y publicado en revista Mora 9/10, Diciembre 2004).

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sábado, 18 de abril de 2009

Mala Sangre (parte 2)

La invención y cristalización de los “grupos de riesgo”, da cuenta del pánico que provoca cualquier goce que no se encuadre dentro de los límites aceptados por una moral pacata.
A la hora de donar sangre, ¿qué presunciones subyacen a la exclusión de quienes declaran prácticas sexuales no heterosexuales?
Ensayemos algunas respuestas:
  • Que toda sangre heterosexual es “buena” sangre, sangre “sana”, y la que no lo es, impura y peligrosa.
  • Que el sexo de la persona con quien te relaciones determina tus posibilidades de contagio.
  • Que toda sexualidad heterosexual conlleva casi “por naturaleza” la prevención, y la que no lo es, el desenfreno y la promiscuidad en las relaciones.
En otras palabras, que las y los heterosexuales son responsables y se cuidan, y las y los que no lo son, no…
Así, tomar distancia de la sangre contaminada ofrece la refrescante sensación de mantenerse limpio, limpia. Si la impureza está en el otro, en la otra, entonces yo estoy libre de ella.

Un criterio - cuando menos – peligroso, tratándose de políticas públicas, que olvidan que los grupos de riesgo no son ahistóricos ni inmutables, sino que van cambiando y se modifican a lo largo del tiempo. De hecho, investigaciones recientes revelan un aumento en los riesgos de contagio de mujeres heterosexuales y con parejas “estables”, justamente aquellas que, de acuerdo al protocolo de donación, reunirían los requisitos para ser consideradas dadoras “ideales”.
“En la tierra de Dios y del hombre”, una investigación realizada por Liliana Paternostro, se muestra cómo, al calor de la moralina patriarcal y machista, el prejuicio y la hipocresía se conjugan en un cóctel explosivo: los que suelen tener conductas “de riesgo” son esos “machos”: hombres heterosexuales, hombres-hombres, hombres casados, hombres que jamás admitirían que lo hacen, hombres a quienes sus compañeras, amantes, esposas, nunca les pedirían que utilicen un preservativo.

Sobre esto en diciembre del año pasado, el Partido Socialista presentó ante la Cámara de Diputados de la Nación un proyecto de ley para modificar el artículo 45 de la ley 22.990. De esta manera se propone que al dicho artículo se agregue el texto: “En ningún caso, las preguntas podrán ser lesivas del derecho a la diversidad sexual ni referirse a la orientación sexual del donante o al género de las personas con las que éste ha mantenido o mantiene relaciones sexuales”. El proyecto fue girado a la comisión de Acción Social y Salud Pública.

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sábado, 11 de abril de 2009

Mala Sangre (parte 1)

* "Queremos donar sangre", afiche de lesbianas chinas en contra de la prohibición de donar sangre.

Las regulaciones heterosexuales se difuminan por doquier. Así, personas no heterosexuales son objeto de discriminaciones y violencias cotidianas. Asentadas en discursos que van desde el campo religioso, pedagógico, legislativo, represivo, jurídico, educativo, médico y hasta el llamado científico.

Sangres contaminadas, infectadas, enfermas... Sangres impuras.
Malas sangres.

Es la sangre de lesbianas, gays, bisexuales, travestis... para la comunidad científica que elabora los protocolos de admisión para definir su podés o no podés donar sangre.
Médicos y hemoterapistas reconocen que existe discriminación pero se atan a las normas que sin reparos dicen:

"No nos importa tu sangre, no vamos a extraerla, no vamos a analizarla, ya se sabe, lesbianas, gays, bisexuales, travestis, transexuales, portan sangre impura, enferma"
.

Son considerados grupos de riesgo, constituyen una de las tribus a las que hay que acorralar, expulsar, desterra, no vaya a ser cosa que las transfusiones "contagien" de no heterosexualidad, de "vicios sexuales", que contagien nuestra "moral y buenas costumbres."
Algunas de estas consideraciones están asentadas en el formulario que, a modo de declaración jurada, debe contestar toda personas que desee o necesite donar sangre. Es el pánico sexual puesto a funcionar para -una vez más- regular, ordenar, encasillar, sancionar, a quienes dicen No a las normas heterosexistas.
Así, no es la sangre la que se analiza, sino las orientaciones sexuales de las personas.
Donar sangre puede considerarse una responsablidad social, un acto de solidaridad, un gesto de buenas personas, por lo que son habituales las campañas oficiales y privadas para estimular la donación del vital líquido rojo.
Lo que nunca dicen estas campañas es que NO cualquiera puede ejercer ese acto solidario. Según el cuestionario, que tiene implicancia a nivel nacional, no pueden donar sangre quienes:
  • Se hayan realizado tatuajes, perforaciones en la piel o acupuntura.
  • Tengan o hayan tenido relaciones sexuales entre hombres.
  • Tengan o hayan tenido pareja sexual con un hombre que tiene también sexo con hombre.
  • Hubieran mantenido relaciones sexuales ocasionales o tengan conocimiento de que su pareja las tiene, aún con protección.
  • Suelan tener o hayan tenido sexo por dinero y quienes hayan tenido relaciones sexuales con la clase de personas recién enunciadas.
  • Hayan estado encarcelados o detenidos por más de 72 hs.
Sospechosos y sospechosas, probablemente infectados/as, se supone de antemano.

¿Por qué la HEMOFOBIA sigue vigente?

La ley de Sangre Humana - nº 22.990/83- fue modificada en 2005, pero sigue siendo retrógrada, ya que sus efectos son discriminatorios y producen sufrimientos. Todavía ubica a la disidencia sexual, y a otros comportamientos individuales en el sector de grupo de riesgo relacionados con el VIH.
Antes de 2005 estaban excluidos directamente los homosexuales, pero ahora se sacó la mención directa de orientación sexual para focalizar en las prácticas sexuales a lo largo de un grupo determinado, con o sin protección, eso parece no importar. Sin embargo, la situación sigue siendo la misma. No importa si la pareja es estable, si se proteje, no importa si gozas de excelente salud, importa la sangre estigmatizada, importa que te sigamos mostrando enfermo, importa lograr que no accedas a los derechos del privilegiado mundo heterosexual. Importa que no tenes SANGRE PURA.
Prostitutas, agujereados, tatuados, tortas, putos, mujeres y varones de sexualidad flexible, son perseguidos y perseguidas por la ley, presidiarios y presidiarias con o sin condena, son parias de la sangre, una suerte de horda aisladad en la reserva donde la confinó la pureza vallada por la ciencia.
Son las discriminaciones y violencias ejercidas desde la cultura y las prácticas heteronormativas. Están ahí, operan día a día.
Visibilizarlas es parte del trabajo de Sin-Closet, en el intento de contribuir a la construcción de un mundo donde todas las vidas sean dignas de ser vividas.

Francia y Andorra mantienen la prohibición de donar sangre a los homosexuales


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sábado, 4 de abril de 2009

Sancionar lo diverso -Los códigos de falta o contravencionales en Argentina-

Contraventor: de contravenir, quiere decir obrar en contra de lo que está mandado
Contravencional: de contravención, acción y efecto de contravenir.

¿Y qué es lo que está mandado?

Desde 1950 en adelante, distintas provincias dictaron Códigos Contravencionales o de Faltas. Algunas de estas normas fueron sancionadas durante dictaduras mientas que otras, la gran mayoría, fueron elaboradas o modificadas durante gobiernos democráticos.
Los Códigos de Faltas y Contravencionales son elaborados por la legislatura de cada distrito, osea que son exclusivamente locales y no forman parte del Código Penal Nacional. Funcionan como pequeños códigos penales, donde cada distrito es libre para determinar qué conductas son faltas o contravenciones, y las sanciones que traerán aparejadas.
En Neuquén, fueron sancionados durante el gobierno del general Guillermo Villegas, y de l comandante Francisco Ollano en el marco del derrocamiento del presidente radical y desarrollista Arturo Frondizi.
A través de estos códigos lesbianas, gays, bisexuales, y trans pueden ser detenidos, por ejemplo, por "vestir o hacerse pasar por persona del sexo contrario", por realizar "gestos o ademanes que ofendan a la decencia pública" o efectuar actos contra la "moral y las buenas costumbres", todo lo que atenta contra el derecho a la libertad, a la libre expresión y a la identidad de las personas.
De esta manera no se penan conductas, sino sujetos y condiciones de vida. Las sanciones no responden a la ilegalidad de los actos sino a la supuesta peligrosidad de sus autoras/es.
Los códigos de Faltas o Contravecionales que hacen expresa mención discriminatoria de la homosexualidad y el travestismo son de las provincias de:
En la práctica cotidiana estas normas son utilizadas como pretextos para perseguir y hostigar a distintos grupos vulnerados, estigmatizando y reprimiendo a personas migrantes, indígenas, afrodescendientes, en situación de pobreza, niños y niñas en situación de calle, lesbianas, gays, bisexuales y trans, sólo por "portación de cara" o apariencia física. Además, dan sustento legal a prácticas discriminatorias y represivas por parte de la policía y del sistema legal.
La vaguedad o apertura con la que fueron escritos, permiten incluir cualquier tipo de conducta que quede fuera de los parámetros de normalidad establecidos.
En 2007, la Comunidad Homosexual Argentina (CHA) elaboró el "Informe de la situacion jurídica y de ciudadanía de la Comunidad Lesbianas, Gays, Travesti, Transexual, Bisexual e Intersexaul (LGTTBI)".
"Las leyes son sexistas -señala el documento- porque relacionan a ciertos sujeto ssociales con ciertos actos delictivos. "
Así, se deriva directamente de su sexo, orientación sexual o identidad de género una determinada peligrosidad. Por ejemplo, en los códigos de las provincias de Mendoza y Neuquén se refieren a la "mujer y el homosexual" como sujetos imputables de actos supuestamente delictivos por su misma identidad.

"La Transfobia se ha vuelto parte del paisaje natural de América Latina" (Red Lac Trans)
Violencia en Taratopo, Perú.




Hay cadáveres de Néstor Perlongher, en la voz de Liliana Daunes



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