Gabriela Mistral y Doris Dana juntas.
Cómo no hablar de un amor que guardó 50 años su silencio, cómo no ponerle voz a un amor que no pudo ser nombrado, cómo no intentar decir algunas de las palabras que no pudieron decirse en voz alta. Aunque por ahora sólo sean fragmentos, aunque sólo sean retazos de cartas, queremos que escuches con nosotras lo que Doris Dana y Gabriela Mistral se escribían, hace 50 años, y que te imagines el resto…“Niña Errante”, es el título de un libro publicado en Chile hace pocos días, en el que por fin sale de la oscuridad del clóset la correspondencia intercambiada por Gabriela Mistral, la gran poetisa chilena, única mujer latinoamericana que recibió el premio Nóbel de literatura, y Doris Dana, su amada compañera de años. Palabras apasionadas, mantenidas en secreto por más de 50 años.
Lo que no se quería escuchar, estaba allí gritando a voces. Ya en el año 2007 Patricia Verdugo, periodista, investigadora y escritora chilena comentaba que Gabriela y Doris se conocieron en 1946, cuando Doris colaboraba en la edición de un libro sobre Thomas Mann, que incluía un texto escrito por Gabriela. Comenzaron a escribirse, y dos años después se fueron a vivir juntas. Cuando celebraron el séptimo aniversario como pareja, la poetisa le comentó a su amada, en una conversación de la que se conserva una cinta grabada: “hay que cuidar esto, Doris, es una cosa delicada el amor”.
Decir en círculos privados – o no tanto - que la gran Premio Nóbel era lesbiana, hasta ahora, era un escándalo que generaba rechazo, o silencio. O argumentos que insistían en la falta de pruebas. No faltaba, por supuesto, quien dijera que ése no era un dato relevante para analizar su obra. La lesbofobia aparecía por doquier. En el año 2002, la académica portorriqueña Licia Fiol-Matta escribió un liibro titulado: “Una madre homosexual para la nación: el Estado y Gabriela Mistral”, que fue celosamente escondido bajo la alfombra. Y cuando se planteó hacer una película que nombrara este amor de Gabriela Mistral y Doris Dana (“La pasajera”, dirigida por Casas y Labarca), hubo “hilos invisibles” que se movieron en México y Chile para impedir el proyecto.
Emma de Ramón, doctora en historia, mujer que ama a una mujer, tuvo a su cargo una exposición de objetos personales de Gabriela Mistral, nos contó sobre esas cartas, el silencio y impacto que esto causó y causa en la sociedad chilena y en la sociedad toda.
Antes de seguir, es clave aclarar que Doris Dana era norteamericana, y no hablaba ni escribía "correctamente" el castellano. El uso del masculino en pronombres, adjetivos, obedece posiblemente a esta circunstancia. El empleo del masculino "tuyo", por parte de Gabriela Mistral (muchas de sus cartas están firmadas "Tuyo, Mistral") ha sido atribuido a su asunción de un supuesto "rol masculino" en la pareja. Nos animamos a proponer otra mirada sobre esto, y preguntarnos si no se trataría de una broma compartida, en la que la poetisa se permitía retomar las palabras de Doris y jugar con ellas, haciéndolas propias.
Las cartas
Mi amor:
Cuando veo el color de verde de la primavera, pienso «esto es especial, es sacrado para mí, esto color, porque quizás en esto momento mi amor ve el mismo color -y quizás ella siente las mismas emociones inexplicables, inefables y misteriosas- en esto momento.
Yo veo una flor, y recuerdo de unas flores que tú me has dado, sin palabras, en nuestro coche, en San Juan de Cocomatepec. Y súbitamente, con esto recuerdo, toda [...] es una flor, ofrecido, dado por tu mano. Veo el cielo, recuerdo millones de cielos sobre la cabeza más querida en el mundo. Y pienso «este mismo cielo toca a la cabeza de mi querida», y yo mando a ti un beso, un toque tierno y pasionado por los nubes que pasan, que tal vez van a verte pronto en [...]. Y tengo celos de estos nubes que pueden verte más pronto que yo. Y el viento -el viento me abraza- y yo ruego al viento «abraza a ella para mí, haga que ella que es mi abrazo, tierno, y pasionado».
Yo me pongo en el viento y en la lluvia tierna, para que estos, viento y lluvia, pueden abrazarte y besarte para mí.
Doris Dana
24 de noviembre de 1949
Doris Mía:
A mi edad, se sabe una cosa que los jóvenes parecen ignorar: que es preciso vivir la dicha hasta que ella se va o se agota; que es estúpido abandonarla por lo que sea: negocios, cortesías familiares, turismo, etc. Que lo divino no se ha de romper, quebrar, postergar. Porque todo daña al amor, excepto él mismo. Todo es duro agrio e insípido, tonto y robado menos Él mismo. Todo es basura, desperdicio, chatez, vulgaridad, plebe, menos Él mismo.
Ojalá si eso divino dura en ti, tú te aprendas esto. Es lo único que te falta entender. Tú entiendes de este mundo casi todo, Doris Mía, «fenomenito» en el «espíritu de sutileza».
Procuro cuidarme para ti. Yo no tengo razón de vivir. Cuando llegaste, yo no tenía nada, parecía desnuda, y saqueada, paupérrima, anodina como las materias más plebeyas. La pobreza pura y el tedio y una viva repugnancia de vivir. Todo lo has mudado tú y espero que lo hayas visto. [...]
Un abrazo tierno, Gabriela
1954
Doris querida:
[...] La única ambición que yo tengo hoy es la de tener una casa donde no me hiele. Pedir la calefacción, no anda porque yo sé que los patrones quieren ahorrarse eso. Procura tú, comprar un calentador para este cuarto nuestro. O llévame a lugar tibio. Yo no lo veo. ¿Florida? ¿Y qué hago allá solita y entregada sólo a mi niñito-fantasma y a algunas feministas? Dime lo que debo hacer; pero dímelo sin cólera. Y dime a la vez si, muerta yo, te serviría de algo esa casa de Florida, pequeña pero bonita... La compraríamos a nombre de las dos, naturalmente. Podríamos ensayar de ver Florida. Aunque me pone miedo aquello de los ciclones. ¿No es mejor, dear, Nueva Orleans para el frío?
Pero si tú no quieres dejar tu casa, cómprame, repito, un calentador y quedamos aquí. Sé franca. Nunca lo eres con tu pobre indita. ¿Por qué?, ¿por qué? Dímelo, por favor. [...]
Tu Gabriela tuya
Gabriela
21 de Abril de 1949
Preciosa,
Vida mía, no sé qué debo decir sobre tus preguntas respecto a dónde podemos ir. Sobre todo quiero tu felicidad! No sé si de veras, tú podrías ser feliz en los Estados Unidos. Si tú regresas a Santa Bárbara o a otro lugar en EE.UU. tú vas a ser más feliz que antes -porque tú eres libre ahora de la maldad, la brujería venenosa de Coni [Saleva]- y tú tienes a mí. Yo tengo muchas faltas, chiquita, muchas faltas. Yo no soy nada. Soy un ser muy pobre para ti, pero, al pesar de esto, no tengo maldad, y, tal vez, tú puedes vivir conmigo una vida más alegre, y más segura (con más confianza).
Te quiero -linda- y todas mis esperanzas viven en ti. ¡Cuídate para mí! ¡Come! ¡Duerme!
Yo veo a retratos tuyos -yo leo otra vez tus cartas- y, para mí, todo el aire de Nueva York es lleno, lleno, lleno, de ti. Tú estás en mi sangre. No hay nada que pueda hacer sin ti, porque tú vivas conmigo. Y a cado rato yo pienso del edificio tan cerca, en lo cual he visto a tus ojos por primera vez, hace tres años. Nunca en mi vida puedo olvidar la conferencia famosa de Barnard. Nunca he olvidado esto.
Duerme, duerme bien -te quiero- tú eres mi esperanza. Mañana voy a leer otra vez tus cartas, y voy a contestar las cosas que no he contestado hoy. Cuídate, para nosotros.
Tu «amor mío», tu hijita que siempre te quiere, ¡¡para siempre!!
[Doris]
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Homofóbicos, lesbofóbicos, misóginos, bifóbicos y transfóbicos ABSTERNERSE de comentar!!
Las cartas
Yo sé bien que nadie, ninguna persona en este mundo, puede
Saber qué cosa es nuestra vida (excepto) nosotros mismos.
La bella vida nuestra es tan imperceptible, tan delicada, por llena
de imponderables, que casi no es posible verlas. Es posible solamente
vivirla, gracias a Dios.
Yo vivo en una especie de sueño, acordándome de todas las gracias
que me has hecho.
Y lo que vivo es una vida nueva, una vida que siempre yo he
buscado y nunca hallé. Es una cosa ella sacra y concentrada.
La vida sin ti es una cosa sin sangre, sin razón alguna. Tú eres
“mi casa”, mi hogar, tú misma. En ti mi centro.
( y el sólo quererte me purifica). Ella es el abandono, la confianza
Completa.
Yo sé que tú eres fiel como una piedra.
Mi memoria es ahora un mundo, se vuelve un Universo vasto y
completo. Y a la vez, incompleto, porque ha crecido tanto aunque
parecería que no pudiese crecer más.
Ay, amor grave y tan dulce, tan sin peso a la vez. ¡Alegría mía!
21 de Abril de 1949
Saber qué cosa es nuestra vida (excepto) nosotros mismos.
La bella vida nuestra es tan imperceptible, tan delicada, por llena
de imponderables, que casi no es posible verlas. Es posible solamente
vivirla, gracias a Dios.
Yo vivo en una especie de sueño, acordándome de todas las gracias
que me has hecho.
Y lo que vivo es una vida nueva, una vida que siempre yo he
buscado y nunca hallé. Es una cosa ella sacra y concentrada.
La vida sin ti es una cosa sin sangre, sin razón alguna. Tú eres
“mi casa”, mi hogar, tú misma. En ti mi centro.
( y el sólo quererte me purifica). Ella es el abandono, la confianza
Completa.
Yo sé que tú eres fiel como una piedra.
Mi memoria es ahora un mundo, se vuelve un Universo vasto y
completo. Y a la vez, incompleto, porque ha crecido tanto aunque
parecería que no pudiese crecer más.
Ay, amor grave y tan dulce, tan sin peso a la vez. ¡Alegría mía!
21 de Abril de 1949
Mi amor:
Cuando veo el color de verde de la primavera, pienso «esto es especial, es sacrado para mí, esto color, porque quizás en esto momento mi amor ve el mismo color -y quizás ella siente las mismas emociones inexplicables, inefables y misteriosas- en esto momento.
Yo veo una flor, y recuerdo de unas flores que tú me has dado, sin palabras, en nuestro coche, en San Juan de Cocomatepec. Y súbitamente, con esto recuerdo, toda [...] es una flor, ofrecido, dado por tu mano. Veo el cielo, recuerdo millones de cielos sobre la cabeza más querida en el mundo. Y pienso «este mismo cielo toca a la cabeza de mi querida», y yo mando a ti un beso, un toque tierno y pasionado por los nubes que pasan, que tal vez van a verte pronto en [...]. Y tengo celos de estos nubes que pueden verte más pronto que yo. Y el viento -el viento me abraza- y yo ruego al viento «abraza a ella para mí, haga que ella que es mi abrazo, tierno, y pasionado».
Yo me pongo en el viento y en la lluvia tierna, para que estos, viento y lluvia, pueden abrazarte y besarte para mí.
Doris Dana
24 de noviembre de 1949
Doris Mía:
A mi edad, se sabe una cosa que los jóvenes parecen ignorar: que es preciso vivir la dicha hasta que ella se va o se agota; que es estúpido abandonarla por lo que sea: negocios, cortesías familiares, turismo, etc. Que lo divino no se ha de romper, quebrar, postergar. Porque todo daña al amor, excepto él mismo. Todo es duro agrio e insípido, tonto y robado menos Él mismo. Todo es basura, desperdicio, chatez, vulgaridad, plebe, menos Él mismo.
Ojalá si eso divino dura en ti, tú te aprendas esto. Es lo único que te falta entender. Tú entiendes de este mundo casi todo, Doris Mía, «fenomenito» en el «espíritu de sutileza».
Procuro cuidarme para ti. Yo no tengo razón de vivir. Cuando llegaste, yo no tenía nada, parecía desnuda, y saqueada, paupérrima, anodina como las materias más plebeyas. La pobreza pura y el tedio y una viva repugnancia de vivir. Todo lo has mudado tú y espero que lo hayas visto. [...]
Un abrazo tierno, Gabriela
1954
Doris querida:
[...] La única ambición que yo tengo hoy es la de tener una casa donde no me hiele. Pedir la calefacción, no anda porque yo sé que los patrones quieren ahorrarse eso. Procura tú, comprar un calentador para este cuarto nuestro. O llévame a lugar tibio. Yo no lo veo. ¿Florida? ¿Y qué hago allá solita y entregada sólo a mi niñito-fantasma y a algunas feministas? Dime lo que debo hacer; pero dímelo sin cólera. Y dime a la vez si, muerta yo, te serviría de algo esa casa de Florida, pequeña pero bonita... La compraríamos a nombre de las dos, naturalmente. Podríamos ensayar de ver Florida. Aunque me pone miedo aquello de los ciclones. ¿No es mejor, dear, Nueva Orleans para el frío?
Pero si tú no quieres dejar tu casa, cómprame, repito, un calentador y quedamos aquí. Sé franca. Nunca lo eres con tu pobre indita. ¿Por qué?, ¿por qué? Dímelo, por favor. [...]
Tu Gabriela tuya
Gabriela
21 de Abril de 1949
Preciosa,
Vida mía, no sé qué debo decir sobre tus preguntas respecto a dónde podemos ir. Sobre todo quiero tu felicidad! No sé si de veras, tú podrías ser feliz en los Estados Unidos. Si tú regresas a Santa Bárbara o a otro lugar en EE.UU. tú vas a ser más feliz que antes -porque tú eres libre ahora de la maldad, la brujería venenosa de Coni [Saleva]- y tú tienes a mí. Yo tengo muchas faltas, chiquita, muchas faltas. Yo no soy nada. Soy un ser muy pobre para ti, pero, al pesar de esto, no tengo maldad, y, tal vez, tú puedes vivir conmigo una vida más alegre, y más segura (con más confianza).
Te quiero -linda- y todas mis esperanzas viven en ti. ¡Cuídate para mí! ¡Come! ¡Duerme!
Yo veo a retratos tuyos -yo leo otra vez tus cartas- y, para mí, todo el aire de Nueva York es lleno, lleno, lleno, de ti. Tú estás en mi sangre. No hay nada que pueda hacer sin ti, porque tú vivas conmigo. Y a cado rato yo pienso del edificio tan cerca, en lo cual he visto a tus ojos por primera vez, hace tres años. Nunca en mi vida puedo olvidar la conferencia famosa de Barnard. Nunca he olvidado esto.
Duerme, duerme bien -te quiero- tú eres mi esperanza. Mañana voy a leer otra vez tus cartas, y voy a contestar las cosas que no he contestado hoy. Cuídate, para nosotros.
Tu «amor mío», tu hijita que siempre te quiere, ¡¡para siempre!!
[Doris]
Ahora vos, contanos tu historia!! Mandanos un mail a sincloset09@gmail.com
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Homofóbicos, lesbofóbicos, misóginos, bifóbicos y transfóbicos ABSTERNERSE de comentar!!
hola soy docente queria contactactarme poor que necesito pasar un video en 7° sobre la homosexualidad
ResponderEliminarHola Lorena te invitamos a la actividad que organizamos desde La Revuelta en el marco del 28 den junio, dia del orgullo lésbico, gay , bisexual, travesti, trans.
ResponderEliminarhttp://sincloset.blogspot.com/2010/06/otras-efemeridas-de-la-educacion.html
También podes visitar nuestra página www.larevuelta.com.ar Allí encontrarás un número y mail de contacto.
Saludos!
Hola me gustaría saber cómo puedo tener acceso al libro digital, me gustaría mucho leerlo.
ResponderEliminarSaludos