sábado, 18 de abril de 2009

Mala Sangre (parte 2)

La invención y cristalización de los “grupos de riesgo”, da cuenta del pánico que provoca cualquier goce que no se encuadre dentro de los límites aceptados por una moral pacata.
A la hora de donar sangre, ¿qué presunciones subyacen a la exclusión de quienes declaran prácticas sexuales no heterosexuales?
Ensayemos algunas respuestas:
  • Que toda sangre heterosexual es “buena” sangre, sangre “sana”, y la que no lo es, impura y peligrosa.
  • Que el sexo de la persona con quien te relaciones determina tus posibilidades de contagio.
  • Que toda sexualidad heterosexual conlleva casi “por naturaleza” la prevención, y la que no lo es, el desenfreno y la promiscuidad en las relaciones.
En otras palabras, que las y los heterosexuales son responsables y se cuidan, y las y los que no lo son, no…
Así, tomar distancia de la sangre contaminada ofrece la refrescante sensación de mantenerse limpio, limpia. Si la impureza está en el otro, en la otra, entonces yo estoy libre de ella.

Un criterio - cuando menos – peligroso, tratándose de políticas públicas, que olvidan que los grupos de riesgo no son ahistóricos ni inmutables, sino que van cambiando y se modifican a lo largo del tiempo. De hecho, investigaciones recientes revelan un aumento en los riesgos de contagio de mujeres heterosexuales y con parejas “estables”, justamente aquellas que, de acuerdo al protocolo de donación, reunirían los requisitos para ser consideradas dadoras “ideales”.
“En la tierra de Dios y del hombre”, una investigación realizada por Liliana Paternostro, se muestra cómo, al calor de la moralina patriarcal y machista, el prejuicio y la hipocresía se conjugan en un cóctel explosivo: los que suelen tener conductas “de riesgo” son esos “machos”: hombres heterosexuales, hombres-hombres, hombres casados, hombres que jamás admitirían que lo hacen, hombres a quienes sus compañeras, amantes, esposas, nunca les pedirían que utilicen un preservativo.

Sobre esto en diciembre del año pasado, el Partido Socialista presentó ante la Cámara de Diputados de la Nación un proyecto de ley para modificar el artículo 45 de la ley 22.990. De esta manera se propone que al dicho artículo se agregue el texto: “En ningún caso, las preguntas podrán ser lesivas del derecho a la diversidad sexual ni referirse a la orientación sexual del donante o al género de las personas con las que éste ha mantenido o mantiene relaciones sexuales”. El proyecto fue girado a la comisión de Acción Social y Salud Pública.

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