"Una noche de bares y discos con rampas adentro y afuera, entradas baratas y tragos baratos. Una noche donde nadie deba explicarle nada a nadie, ni en la puerta, ni en la pista, ni en el túnel, ni en el baño. Circulación libre para todos, sin importar el sexo del documento, del escote, de la mirada o del peinado, sin que importe, pero en serio, la marca del modelito, de la tribu o de la balanza. Una noche, al menos una noche, sin asco y sin censura por los genitales ese cuerpo ajeno al deseo propio. Una noche de bienvenida a lo que no se nos parece y no necesariamente nos gusta, a eso que habitualmente preferimos afuera, bien lejos, más allá de esas puertas que adornamos con arco iris luminosos y consignas inclusivas. Una noche, una posibilidad nocturna de no parecernos a ese heterosexismo fóbico y excluyente al que sin cesar repudiamos, de estar orgullosos, de verdad, de ser lo que somos. Un orgullo que, por una noche, no sea un cuento que los niños trans escuchan, incrédulos, antes de irse a la cama. Una noche, una vida."
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